lunes, 28 de enero de 2013
La FTRE y la "Mano Negra"
Seguro que a alguno de vosotros le suena este comentario de texto porque se parece a los que hemos ido viendo en clase. Sí, efectivamente, podéis encontrarlo en Scribd, como muchos de los que os expongo en el blog, pero lo importante es que vayáis sacando información de varias fuentes y terminéis haciendo comentarios propios con redacción original para que entendáis mejor cómo se hace y consigáis sacarle partido a estas prácticas.
Os dejo con el Comentario sobre el Anarquismo en la España de finales del siglo XIX:
El documento a analizar es una fuente primaria y de naturaleza política. Es un manifiesto emitido por la Comisión Federal de la Federación de Trabajadores de la Región española (FTRE), y, más concretamente por los miembros más representativos de dicha federación anarquista a nivel nacional.
El hecho de que sea un manifiesto nos indica que el destinatario es público, aunque posiblemente fuera dirigido especialmente a todos aquellos (jueces, gobierno, medios de prensa) que estaban actuando en contra de la Federación ("sepan también...").
Con respecto a las circunstancias temporales, nos encontramos en marzo del 83, o sea, 9 años después de haberse iniciado la Restauración. Estamos, dentro del turnismo característico, en una etapa de gobierno liberal, dirigida por el líder de ese partido dinástico, Sagasta.
Ya desde hace unos años, desde el Sexenio Democrático, el anarquismo empezaba a cobrar fuerza en España, uno de los países donde mas repercusión obtuvo dicha ideología. Pero varios factores provocaron el retraso de la implantación del movimiento sindical anarquista: la represión de la primera Restauración, el enfrentamiento internacional entre marxistas y anarquistas, por una parte, y entre los partidarios de la lucha sindical y los insurreccionistas, por otra. No obstante, la legislación liberal sobre las asociaciones de inicios de los ochenta - a los que hace referencia el texto en su primer párrafo ("nosotros nos hemos organizado con el mismo derecho que se han organizado todos los partidos políticos" ) llevaron a la legalidad y a una rápida expansión a los sindicatos anarco-colectivistas: en 1881se fundó la Federación de Trabajadoresde la Región Española (FTRE). Poco a poco fue ganando adeptos (se llega a 70.000 afiliados), divididos en dos tendencias: por un lado el proletariado organizado y gradualista (dominante en Cataluña), y por otro, un campesinado más radical y utópico (más frecuente en Andalucía).
Concretamente,el texto hace referencia a los juicios que tuvieron lugar en Jerez de la Frontera en el año 1883 contra la Mano Negra, un acontecimiento que marcó el inicio de la crisis de la FTRE. La Mano Negra fue una presunta organización anarquista secreta y violenta que actuó en Andalucía a finales del S.XIX y a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y edificios, y que poseía una estrategia más radical que la "legalista" defendida por la FTRE, aunque en el juicio se intentaron demostrar vínculos entre las dos tendencias. Durante muchos años se ha discutido la existencia de tal supuesta organización, y, aun ahora sigue sin quedar clara dicha existencia. Nunca quedó claro si existió esta organización, si de hacerlo estaba o no vinculada a la FTRE o incluso si fue simplemente la trama de un estado represor para desarticular a los anarquistas andaluces.
Analizando el texto, podemos dividir su estructura en dos partes bien diferenciadas: la primera, donde define el movimiento anarquista tal y como lo concibe la FTRE; y la segunda, donde se defienden de los ataques que los identifican con la Mano Negra y declaran su rechazo a su actitud de violencia sin freno.
El anarquismo, término de origen griego que significa "sin autoridad ni poder", es una filosofía política y social que llama a la oposición y abolición del Estado entendido como gobierno, y por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo, por considerarlas indeseables, innecesarias y nocivas.
Junto con el marxismo, el anarquismo constituye una de las corrientes ideológicas básicas del movimiento proletario. Ambas, anarquismo y marxismo, coinciden en su crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo y en la organización posterior. De hecho, a lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando progresivamente, hasta convertirse en irreconciliables antagonistas.
El pensamiento anarquista aunque no es uniforme, comparte algunas ideas como son: el rechazo de cualquier tipo de autoridad - en especial la del Estado - ("nosotros nos organizamos para abolir todos los poderes autoritarios") y el repudio a cualquier forma de organización, sea de carácter partidista, administrativa o religiosa, así como preconiza la libertad individual, la abolición de la propiedad, ya que ésta es considerada como un robo cuando se consigue sin trabajo: el derecho a la herencia (origen del status social) ha de eliminarse y sustituirse por la colectivización de los bienes ("Somos colectivistas, porque queremos que cada productor perciba el producto íntegro de su trabajo..."), y la importancia de la educación, es decir, el hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor medio para conseguirlo es una esmerada instrucción; también apelan a los sentimientos ("y no existan hombres que se mueran de hambre trabajando)".
Para los anarquistas el Estado capitalista constituye una estructura que posibilita la explotación de la clase obrera y por ello debe ser destruido. Rechaza tanto el juego político como la organización de partidos. El medio fundamental para eliminar el Estado es la huelga general, que permitiría arruinar a la burguesía. La organización social ha de estructurarse de abajo a arriba, partiendo de pequeñas comunidades autosuficientes y por libre decisión de sus miembros, nunca por imposición. Hablan así de que son partidarios del principio federativo, al que llaman de "grande y fecundo". El federalismo es una doctrina política que busca que una entidad política u organización esté formada por distintos organismos que se asocian delegando algunas libertades o poderes propios a otro organismo superior, a quien pertenece la soberanía. En este caso creen que sería necesaria una "federación universal de las libres asociaciones de trabajadores agrícolas e industriales" indispensable para que funcionen los principios anarquico-colectivistas.
El anarquismo alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas y en países como España, Italia y Rusia, en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron esta corriente de agresiva y salvaje. Sería este el caso de "La mano negra".
El texto tenía otra finalidad, más importante en ese justo momento: dar a conocer su total desviculación con la organización terrorista anadaluza, pero, al mismo tiempo, defendiendo sus principios:se oponen a cualquier forma de legislación y de prácticas fuera de la ley (" Nuestra Federación nunca ha sido partidaria del robo, ni del incendio, ni del secuestro, ni del asesinato"). Finaliza el texto reiterándose en su completa legalidad y anunciando que no sostienen relaciones con grupos fuera de la legalidad vigente ("...no hemos sostenido ni sostenemos relaciones con lo que llaman Mano negra (...)ni ninguna asociación secreta que tenga por objeto la perpetración de delitos comunes.").Se nota en esta declaración el peso de la rama "catalana", más posibilista, en el Comité Federal Regional. Pero esta declaración no sirvió de mucho: en el verano de este mismo año, 1883, se acabó el juicio a los implicados en cuatro asesinatos y ocho de ellos, acusados de pertenencer a la Mano Negra,fueron condenados a muerte mediante el llamado "garrote vil". La FTRE poco a poco comenzó a languidecer y antes de concluir los 80 se podía considerar inoperante.
Como conclusión, podemos destacar que el texto resulta muy interesante porque refleja la fuerza del anarquismo en España a partir del último cuarto del siglo XIX, expresa los carácteres básicos de su ideología, presenta las dos tendencias internas existentes (sindicalismo apolítico y "propaganda por el hecho"), así como la preocupación de los diferentes gobiernos de la Restauración por reprimir ambas tendencias, incluso con sistemas tan burdos como los juicios de Jerez de la Frontera de 1883.De todas maneras, el anarcosindicalismo continuó como la más importante fuerza en el movimiento del proletariado español, y eso se materializó en la creación de nuevas organizaciones como la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en el año 1910, que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX.
jueves, 24 de enero de 2013
Sexenio Democrático
Mientras voy corrigiendo vuestros temas sobre el Sexenio Democrático os dejo este mismo tema desarrollado para que no olvidéis los aspectos clave del mismo.
La experiencia democrática del Sexenio revolucionario: de la revolución al ensayo republicano.
El Sexenio Democrático (1868-1874) fue la última etapa de la revolución liberal en España y representó un intento de ampliar el liberalismo e instaurar la democracia. Se inicia con la revolución de septiembre de 1868, también llamada “La Gloriosa”, que significó el final de la monarquía de Isabel II. Después se sucedieron seis años de gran inestabilidad en los que hubo varios regímenes políticos (Gobierno provisional, Monarquía constitucional y República, unitaria y federal). Durante este periodo predominó pues la búsqueda de un nuevo orden político y social más democrático y participativo, en el que tuvo ya un protagonismo destacado la pequeña burguesía y el movimiento obrero, pero este proceso de modernización política del país fracasó y se impuso de nuevo en 1874 la solución monárquica, que condujo al largo período de la Restauración.
Causas de la revolución de 1868
Crisis económica: La evolución de la economía española durante los últimos años del reinado de Isabel II contribuyó en gran medida a acelerar su deterioro, dada la profunda crisis en que la nación estaba sumida desde 1866.
Crisis desdoblada en dos versiones: una capitalista, que incidía sobre el sector financiero y el industrial, y otra tradicional, en torno a la actividad agraria. El panorama de la nación, dominada por la recesión económica, escapaba a todo control de los Gobiernos isabelinos moderados, incapaces de hacerle frente. Tras un período de bonanza, que se inició en 1856, la recesión se dejó notar ya en 1864 y se agudizó paulatinamente, hasta estallar en 1866. Coincidió en el tiempo con una severa crisis a nivel europeo que, de una forma u otra, repercutió sobre la economía nacional. Sus efectos se concretaron en la paralización del proceso de internacionalización que el capital español había experimentado desde 1856, cuando se legisló la entrada de capital extranjero en grandes dosis, sobre todo para la financiación del ferrocarril ,además de otros sectores de la economía española. De este modo, cuando la inyección de capital se detuvo y se produjo el estancamiento del negocio ferroviario, dichos sectores cayeron también, ocasionando un crac bursátil. Una situación de crisis que se agravó aún más con los problemas de la industria textil catalana, muy afectada por la guerra de Secesión norteamericana (que afecta al precio del algodón en rama) y por el bajo nivel de consumo interior. Otro elemento de intensificación de la crisis viene del lado comercial, dado que el proteccionismo no era ya más que un estorbo para el desarrollo industrial y la consolidación del mercado interior.
Todos estos factores muestran las tensiones que presionaban sobre la economía española a partir de 1866, y que redundaron en un alarmante aumento de las tasas del paro, afectando a todo el país y a todo el abanico profesional. La economía se vería aún más vulnerada en 1867, cuando sobrevino la crisis agraria. (de subsistencias).
Los repartos de pan promovidos por las autoridades no sirvieron para paliar los efectos de la conjunción de paro y hambre, y la importación de cereal extranjero para combatir la subida de precios no pudo evitar una situación rayana en el desastre.
Deterioro político: A mediados de la década de 1860 gran parte de la población estaba descontenta con el sistema isabelino. En 1866, después de la sublevación de sargentos del cuartel de San Gil y de su dura represión, O’ Donnell fue apartado del gobierno pero los siguientes gabinetes del Partido Moderado siguieron gobernando por decreto, esto es, sin participación de las Cortes.
Ante la imposibilidad de acceder al poder por los mecanismos constitucionales, el Partido Progresista , dirigido por Prim, se negó a participar en las elecciones y defendió la conspiración como único medio para poder gobernar. El Partido Demócrata se encontraba en la misma situación, por lo que en 1867 firmaron el Pacto de Ostende, con el fin de unificar sus acciones para acabar con el moderantismo en el poder.
A este pacto se adhirieron los unionistas en noviembre de 1867, tras la muerte de O’ Donnell. Esta adhesión fue fundamental para el triunfo de la revolución (aportaron muchos lideres de la cúspide militar). A pesar de ello y a causa del carácter conservador de estos contrarrestó el peso de los demócratas en la futura revolución.
La Revolución de 1868, “La Gloriosa” y la Constitución de 1869
Para septiembre de 1868, las fuerzas navales con base en Cádiz, al mando de Juan Bautista Topete, se amotinaron contra el gobierno de Isabel II. Se advertía entonces la existencia de muchas fuerzas en juego: mientras los militares se manifestaban monárquicos y sólo pretendían sustituir la Constitución y el monarca; las Juntas Revolucionarias aparecidas en los núcleos urbanos, más radicales, mostraban su intención de conseguir una verdadera revolución burguesa, basada en el principio de la soberanía nacional. Conviene señalar también la participación de grupos campesinos andaluces, que aspiraban a la Revolución Social.
El presidente Ramón María Narváez abandona a la reina, al igual que su ministro en jefe Luis González Bravo. Narváez moriría aquel mismo año, ahondando la crisis en los sectores moderados. Los generales Prim y Serrano (hasta entonces desterrados) denunciaron al gobierno, y gran parte del ejército desertó, pasándose al bando de los generales revolucionarios a su regreso a España.
El movimiento iniciado en Andalucía pronto se extendió a otros lugares del país, sin que las tropas del gobierno hicieran frente seriamente a las de los pronunciados. El apoyo de Barcelona y de toda la zona mediterránea fue decisivo para el triunfo de la revolución. A pesar de la demostración de fuerza de la Reina en la Batalla de Alcolea, los lealistas del general Pavía fueron derrotados por el General Serrano. Isabel se vio entonces abocada al exilio y cruzó la frontera de Francia.
Se instauró un gobierno provisional con el general Serrano como regente y el general Prim como presidente de un gobierno integrado por progresistas y unionistas. Las Juntas fueron sin embargo suprimidas.
Un primer resultado de la Revolución es la Constitución de 1869: se convocaron elecciones para unas Cortes constituyentes ( enero de 1869), en las que dominaron los partidos vencedores en la revolución, ya que los progresistas alcanzaron 160 escaños, la Unión Liberal 80 y los demócratas 40. Consiguieron también importante número de diputados los republicanos, 80, y estaban en minoría los carlistas, 36. El texto elaborado por las Cortes de 1869 está considerado por muchos como la primera constitución democrática de España, que se anticipó varias décadas a otros países europeos en cuanto a los logros políticos y sociales alcanzados. Entre sus características principales destacan: una avanzada declaración de los derechos individuales de todos los ciudadanos, el sufragio universal masculino, la libertad de imprenta, la libertad de culto y el derecho de reunión y asociación, todos ellos reconocidos por vez primera y de una gran importancia para el desarrollo del movimiento obrero en España. Además, la Constitución proclamaba la soberanía nacional, indicando que todos los poderes del Estado surgían de la nación española, cuya forma de gobierno era la monarquía constitucional o parlamentaria.Por último otorgaba un gran papel a las Cortes, que serían el máximo órgano de representación de la Nación, ya que no solo legislaban, sino que controlaban al gobierno y limitaban el poder del monarca.
También hay que destacar una política económica tendente a mitigar la crisis económica y abrir la economía española: se adopta una política librecambista, cuya mejor ejemplo es la Ley de Minas (1871), que permite la inversión extranjera. Se crea la peseta como nueva unidad monetaria.
La monarquía de Amadeo de Saboya (1870 - 1873)
Tras aprobarse la constitución en la que se establecía la monarquía como forma de gobierno, y desechada la opción de los Borbones, se inició la búsqueda de una candidato adecuado a la Corona entre las familias reales europeas. Finalmente, las Cortes eligieron como nuevo rey a Amadeo de Saboya, hijo del Víctor Manuel II, rey de la recién unificada Italia, y perteneciente a una dinastía con fama de liberal.
Tres días antes de la llegada de Amadeo a España fue asesinado el general Prim. El general progresista era el principal apoyo del nuevo rey, y su ausencia debilitó grandemente la posición del nuevo monarca.
Amadeo se encontró inmediatamente con un amplio frente de rechazo. Aquí estaban grupos variopintos y enfrentados: los carlistas, todavía activos en el País Vasco y Navarra; los "alfonsinos", partidarios moderados de la vuelta de los Borbones en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II; y, finalmente, los republicanos, grupo procedente del Partido Demócrata que reclamaba reformas más radicales en lo político, económico y social, y se destacaba por un fuerte anticlericalismo; a esto hay que añadir los conflictos: la tercera guerra Carlista y la guerra de Cuba.
Mientras, la alianza formada por unionistas, progresistas y demócratas, que había aprobado la Constitución y llevado a Amadeo al trono, comenzó rápidamente a resquebrajarse. Los dos años que duró su reinado se caracterizaron por una enorme inestabilidad política, con disensiones cada vez más acusadas entre los partidos que habían apoyado la revolución. Impotente y harto ante la situación, Amadeo I abdicó a principios de 1873 y regresó a Italia. Sin otra alternativa, era impensable iniciar una nueva búsqueda de un rey entre las dinastías europeas, por lo que las Cortes proclamaron, sin demasiada convicción, la República el 11 de febrero de 1873.
La Primera República española (1873-1874)
La República fue proclamada por unas Cortes en las que no había una mayoría de republicanos. Las ideas republicanas tenían escaso apoyo social y contaban con la oposición de los grupos sociales e instituciones más poderosos del país. La alta burguesía y los terratenientes, los altos mandos del ejército y la jerarquía eclesiástica eran contrarios al nuevo régimen.
Los escasos republicanos pertenecían a las clases medias urbanas, mientras las clases trabajadores optaron por dar su apoyo al incipiente movimiento obrero anarquista. La debilidad del régimen republicano provocó una enorme inestabilidad política. Cuatro presidentes de la República se sucedieron en el breve lapso de un año: Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar.
En este contexto de inestabilidad, los gobiernos republicanos emprendieron una serie de reformas bastante radicales que, en algunos casos, se volvieron contra el propio régimen. Estas fueron las principales medidas adoptadas:
• Supresión del impuesto de consumos. La abolición de este impuesto indirecto, reclamada por las clases más populares, agravó el déficit de Hacienda.
• Eliminación de las quintas. De nuevo una medida popular propició el debilitamiento del estado republicano frente a la insurrección carlista.
• Reducción de la edad de voto a los 21 años
• Separación de la Iglesia y el Estado. Este dejó de subvencionar a la Iglesia.
• Reglamentación del trabajo infantil. Prohibición de emplear a niños de menos de diez años en fábricas y minas.
• Abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico.
• Proyecto constitucional para instaurar una República federal.
Este programa reformista se intentó llevar a cabo en un contexto totalmente adverso. Los gobiernos republicanos tuvieron que hacer frente a un varios desafíos:
• Confrontación republicana
El primer jefe de gobierno fue Estanislao Figueras. Las Cortes presentaban tres tendencias distintas y enfrentadas para formar gobierno:
- el centro de Pi i Margal, que abogaba por una descentralización del Estado y rechazaba las acciones armadas.
- Los moderados, partido derechista de Emilio Castelar, que apostaban por un gobierno fuerte y federal, sin revueltas.
- Los intransigentes, dirigidos por el presidente de las Cortes, José Mª Orense, en contra de la política de prudencia.
• El proyecto de Constitución de 1873:
- España como república federal de 17 estados, incluidos Cuba y Puerto Rico.
- Separación de Iglesia y Estado.
- Dos Cámaras: Congreso y Senado.
- Se mantiene la declaración de derechos de 1869.
• La tercera guerra carlista (1872-1876)
La abdicación de Amadeo I favorece la causa carlista. A finales de 1873 el territorio vasconavarro estaba en poder de los carlistas. Su dominio se extendió por Albacete, Cuenca y Aragón. Su avance fue detenido por el golpe de estado de Pavía y la restauración monárquica en 1874.
• La guerra de Cuba (la Guerra de los Diez años)
Se continúa con la guerra iniciada con el Grito de Yara en octubre de 1868, hasta la paz de Zanjón en 1878, ya bajo el reinado de Alfonso XII.
• El Cantonalismo
Se basaba en crear pequeñas unidades independientes, que mediante acuerdos libres entre ellos, formarían un estado federal. Se pretende establecer una estructura federal de abajo hacía arriba, y no desde el gobierno central. Se extendió por Levante (Murcia y Cartagena) y Andalucía, con deseos de reformas sociales. El cantonalismo produjo la caída de Pi y Margal, y de Nicolás Salmerón, que sometió con el
ejército el cantonalismo e inició una política más autoritaria.
Tras la dimisión de Salmerón, Castelar es elegido, dándole poderes extraordinarios y autorizándole a gobernar por decreto. El general Pavía, en enero de 1874, lideró un golpe de estado en la Cortes, cuando se iba a producir un voto de censura a la política de Castelar. Se formo un gobierno presidido por el general Serrano. Este hecho forzó el pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos, que proclamó
rey de España a Alfonso XII, el 31 de diciembre de 1874.
martes, 15 de enero de 2013
Vuelta a la normalidad
Han pasado muchos días desde nuestro último comentario de texto en el blog, pero ahora que ya estaréis recuperados por completo de vuestro "descanso" navideño volvemos a la carga con el desarrollo de Historia de España.
Ya hemos visto dos de los grandes temas del año: El Liberalismo y el Sexenio Democrático, y seguro que todos estaréis preparando los mismos desarrollados (de hecho ya he recibido la mayoría de vuestros temas sobre el Sexenio Democrático). Así que he pensado poneros estas bases para poder desarrollar un buen tema de historia con vuestras propias manos. Tener en cuenta que cuanto más trabajéis los temas por vosotros mismos mejor los entenderéis y más se os valorará, así que ánimo y a por todas.
En los próximos días seguiremos con comentarios de texto del siglo XIX referidos a los últimos años del mismo que terminaremos de ver con el tema de la Restauración, así que mientras tanto os dejo este texto-ayuda tan interesante.
CÓMO DESARROLLAR UN TEMA DE HISTORIA
Para desarrollar un tema de historia, es decir, para tratar de explicar un momento histórico concreto, se han de tener en cuenta una de serie de aspectos:
a. Circunstancias y contexto histórico en el que surge el proceso a exponer. Comenzar el tema con una pequeña introducción que sitúe el tema a desarrollar. Situar el qué, el cuándo y el dónde, es decir, de qué vamos a hablar, su importancia tanto para la época como para su influencia posterior, el momento histórico que se vive (a nivel nacional o internacional) y una concreción de la cronología en que nos movemos.
Por ejemplo, si analizamos el reinado de Fernando VII lo situaremos dentro de la crisis del Antiguo Régimen y el inicio de las revoluciones liberales, en una España surgida trasla Guerra
de la Independencia
y el proceso de las Cortes de Cádiz y en una Europa donde el absolutismo, que
defiende con fuerza el rey Fernando, intenta recuperar su dominio tras el
período convulso de la
Revolución Francesa y las guerras napoleónicas.
b. Desarrollo del proceso: causas, fases, acontecimientos, personajes y grupos más destacables, etc. Narración de los acontecimientos más importantes del momento analizado. Sin caer en una simple sucesión de hechos, hemos de destacar los protagonistas del momento (individuales y colectivos), los hechos más destacables, la división del período en etapas si es necesario y la caracterización del período. Todo esto no ha de quedar aislado: hay que relacionar los hechos descritos, analizar el papel de los diferentes protagonistas y buscar explicaciones multicausales a los acontecimientos. No caer en la mera anécdota, buscad el orden en la explicación y, muy importante, citar fechas para situar el momento, el antes y el después.
Por ejemplo, si analizamos el reinado de Isabel II no nos limitaremos a señalar de manera detallada la sucesión de gobiernos de las regencias o del reinado, ni a describir las principales fases de las guerras carlistas con sus diferentes campañas. Hemos de situar el reinado en el contexto de la construcción del Estado liberal enla
España del XIX, sus oposiciones (el carlismo), sus
características peculiares (el papel de la
Corona , la intromisión de los liberales, la relación con la Iglesia , la política exterior de
prestigio, etc.). Analizar también los diferentes grupos políticos que
intervienen, sus ideologías, sus protagonistas, sus apoyos sociales y sus
realizaciones (tanto si alcanzaron el poder como si lo intentaron).
c. Consecuencias históricas del proceso: políticas, sociales, culturales, económicas… tanto a corto como a largo plazo. El período analizado no acaba con la cronología en que lo situemos. Lógicamente hay que hacer referencia a las consecuencias (de todo tipo) que provoca lo que hemos analizado anteriormente.
Las consecuencias del Sexenio democrático (1868-1874), por ejemplo, repercuten sobre el resto del siglo XIX e incluso parte del siglo XX. La burguesía y los partidos políticos liberales (antiguos moderados, unionistas e incluso progresistas) se asustan ante el intento democratizador que supuso el Sexenio, pero que acabó en medio de una grave situación de desorden político y social. Ante esto, se prefiere la vuelta de los Borbones y un sistema que defienda la estabilidad militar y política (y, en la medida de lo posible, social) aunque limite la democracia (falseamiento de las elecciones, por ejemplo). El Sexenio ha promovido, sin embargo, nuevas expectativas (republicanismo, anarquismo, marxismo, nacionalismo), aunque tardarán un tiempo en reorganizarse y plantearse como nuevas alternativas ala España de la Restauración que nace tras 1874
y durará hasta 1923/1931.
d. Valoración y debates historiográficos sobre el proceso tratado. Hay que valorar correctamente qué importancia tiene el período analizado dentro dela Historia de España, de Europa o
mundial y cuál es su significado. Compararlo con otros fenómenos coetáneos en
el tiempo o con otros períodos históricos. Evidentemente, los historiadores no
siempre se ponen de acuerdo sobre por qué suceden las cosas, o qué nos explican
los acontecimientos que hemos descrito. Se pueden señalar los diferentes puntos
de vista, muchas veces incluso antagónicos.
La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) ha sido considerada tradicionalmente, por ejemplo, como la manera que tuvo el sistema dela Restauración – y el propio rey
Alfonso XIII- de mantenerse en el poder, ya que no había sabido “regenerarse”
tras la crisis del 98 y el aumento de la conflictividad social y política: el
golpe de estado militar fue la solución (que abre el camino a otros movimientos
similares en la España
del siglo XX), y el ejemplo del fascismo en Italia (Marcha sobre Roma,
1922) podría corroborar esta teoría. Pero otros historiadores están revisando
esta teoría: los últimos gobiernos liberales de la restauración querían iniciar
un profundo proceso reformador que democratizase el sistema de la Restauración ; además, se
pretendía revisar el papel de la cúpula militar en el desastre de Annual en la Guerra de Marruecos (Expediente
Picasso): el golpe militar fue la respuesta conservadora ante ambos intentos,
aunque no podrán ya ser frenados a inicios de los años 30 (proclamación de la Segunda República , 1931).
Ya hemos visto dos de los grandes temas del año: El Liberalismo y el Sexenio Democrático, y seguro que todos estaréis preparando los mismos desarrollados (de hecho ya he recibido la mayoría de vuestros temas sobre el Sexenio Democrático). Así que he pensado poneros estas bases para poder desarrollar un buen tema de historia con vuestras propias manos. Tener en cuenta que cuanto más trabajéis los temas por vosotros mismos mejor los entenderéis y más se os valorará, así que ánimo y a por todas.
En los próximos días seguiremos con comentarios de texto del siglo XIX referidos a los últimos años del mismo que terminaremos de ver con el tema de la Restauración, así que mientras tanto os dejo este texto-ayuda tan interesante.
CÓMO DESARROLLAR UN TEMA DE HISTORIA
Para desarrollar un tema de historia, es decir, para tratar de explicar un momento histórico concreto, se han de tener en cuenta una de serie de aspectos:
a. Circunstancias y contexto histórico en el que surge el proceso a exponer. Comenzar el tema con una pequeña introducción que sitúe el tema a desarrollar. Situar el qué, el cuándo y el dónde, es decir, de qué vamos a hablar, su importancia tanto para la época como para su influencia posterior, el momento histórico que se vive (a nivel nacional o internacional) y una concreción de la cronología en que nos movemos.
Por ejemplo, si analizamos el reinado de Fernando VII lo situaremos dentro de la crisis del Antiguo Régimen y el inicio de las revoluciones liberales, en una España surgida tras
b. Desarrollo del proceso: causas, fases, acontecimientos, personajes y grupos más destacables, etc. Narración de los acontecimientos más importantes del momento analizado. Sin caer en una simple sucesión de hechos, hemos de destacar los protagonistas del momento (individuales y colectivos), los hechos más destacables, la división del período en etapas si es necesario y la caracterización del período. Todo esto no ha de quedar aislado: hay que relacionar los hechos descritos, analizar el papel de los diferentes protagonistas y buscar explicaciones multicausales a los acontecimientos. No caer en la mera anécdota, buscad el orden en la explicación y, muy importante, citar fechas para situar el momento, el antes y el después.
Por ejemplo, si analizamos el reinado de Isabel II no nos limitaremos a señalar de manera detallada la sucesión de gobiernos de las regencias o del reinado, ni a describir las principales fases de las guerras carlistas con sus diferentes campañas. Hemos de situar el reinado en el contexto de la construcción del Estado liberal en
c. Consecuencias históricas del proceso: políticas, sociales, culturales, económicas… tanto a corto como a largo plazo. El período analizado no acaba con la cronología en que lo situemos. Lógicamente hay que hacer referencia a las consecuencias (de todo tipo) que provoca lo que hemos analizado anteriormente.
Las consecuencias del Sexenio democrático (1868-1874), por ejemplo, repercuten sobre el resto del siglo XIX e incluso parte del siglo XX. La burguesía y los partidos políticos liberales (antiguos moderados, unionistas e incluso progresistas) se asustan ante el intento democratizador que supuso el Sexenio, pero que acabó en medio de una grave situación de desorden político y social. Ante esto, se prefiere la vuelta de los Borbones y un sistema que defienda la estabilidad militar y política (y, en la medida de lo posible, social) aunque limite la democracia (falseamiento de las elecciones, por ejemplo). El Sexenio ha promovido, sin embargo, nuevas expectativas (republicanismo, anarquismo, marxismo, nacionalismo), aunque tardarán un tiempo en reorganizarse y plantearse como nuevas alternativas a
d. Valoración y debates historiográficos sobre el proceso tratado. Hay que valorar correctamente qué importancia tiene el período analizado dentro de
La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) ha sido considerada tradicionalmente, por ejemplo, como la manera que tuvo el sistema de
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