La repoblación fue el proceso por el cual la población de
los reinos cristianos del norte de la península ibérica ocuparon los
territorios arrebatados a los musulmanes de Al-Andalus en la Edad Media en el
proceso de expansión militar conocido como “Reconquista”.
A lo largo de este periodo histórico se diferencian varios
tipos de repoblación. Durante los siglos IX y X los territorios -a veces tierra
de nadie- fueron ocupados por campesinos libres, propietarios de sus nuevas
parcelas(repoblación libre o “por presura”),
aunque muchos las perdieron con el paso del tiempo (“feudalización”). Durante
los siglos XI Y XII se extendió la repoblación concejil, en la que se crearon
ciudades fronterizas a las que se les otorgaba una serie de derechos y fueros
mediante las cartas pueblas. En el siglo XIII se refuerza la repoblación señorial:
el monarca entrega a los nobles, a las órdenes militares y al clero las mejores
tierras, y así los campesinos quedaron sometidos a un señor feudal en grandes
latifundios.
La repoblación no fue el único modo de poblamiento de los
territorios conquistados, ya que se permitió a los musulmanes (ahora “mudéjares”)
y a los judíos quedarse en los territorios y mantener su religión y forma de
vida, con el fin de mantener de manera rápida una población suficiente en la
zona. Como consecuencias destacables se produjeron la mezcla de culturas en los
reinos cristianos medievales y la consolidación de una organización política,
social y económica de tipo feudal.
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